En tiempo récord, y con una mecánica inusual para agilizar los trámites, el gobierno bonaerense cerró acuerdos con los 135 intendentes de la provincia para poner en marcha las obras del Fondo de Infraestructura Municipal (FIM), una partida de 8500 millones de pesos destinada a que los jefes comunales realicen obras en sus distritos. Anoche, cuando se cerró la última ronda de negociaciones simultáneas, se habían acordado 948 proyectos de obras por un total de 8219 millones de pesos. En sólo nueve días.
El FIM fue creado en 2016 y repetido en 2017 como un mecanismo de negociación entre María Eugenia Vidal y los intendentes de la oposición. A cambio de obras, los jefes comunales del peronismo y el kirchnerismo debían convencer a sus legisladores para aprobar el presupuesto y, sobre todo, los dos pedidos de endeudamiento que envió la gobernadora.
El FIM, que se reparte entre los municipios según el coeficiente de la coparticipación provincial, responde además a otras dos lógicas. Por un lado, le permite a los intendentes hacer las obras chicas y medianas que se necesitan en cada ciudad y que los alcaldes conocen mejor que nadie.
Por otro lado, esas obras (cordón cuneta, asfaltos, arreglos en plazas o canales de desagüe, por ejemplo) requieren de mano de obra intensiva (generan más puestos de trabajo) y son más «visibles» para el vecino que otros proyectos de fondo. Como los dragados en ríos y canales para evitar inundaciones, por ejemplo, que la provincia encara por separado).
Necesarias y visibles, las obras del FIM terminan siendo políticamente redituables tanto para los intendentes como para el gobierno provincial. En un año electoral, esa virtud se multiplica. Fue lo que llevó a Vidal a ordenar a sus funcionarios que agilicen la aprobación de proyectos, para que se así se puedan abrir las licitaciones rápidamente y las obras inicien cuanto antes.
A cargo de la tarea quedaron los ministerios de Infraestructura, que conduce Roberto Gigante, de Gobierno, que encabeza Joaquín De la Torre, con la asistencia del ministerio de Economía, de Hernán Lacunza, y la coordinación de la jefatura de Gabinete, de Federico Salvai.
La respuesta de los funcionarios fue, cuanto menos, original: adaptaron el salón de usos múltiples (SUM) de la residencia oficial de la Gobernación, lugar que generalmente se utiliza para fiestas, recepciones y eventos sociales, y lo convirtieron en un escenario que por momentos mezcló la estética de un casamiento, una colocación de bonos y una ronda de negocios.
A lo largo de la carpa del SUM se dispusieron media docena de mesas redondas, con sus manteles y sillas blancas, donde esperaban sentados funcionarios provinciales de Infraestructura, Gobierno, Asuntos Municipales y, cuando fue necesario, técnicos de Economía y de organismos específicos. Por ejemplo, del Servicio Provincial de Agua Potable y Saneamiento Rural (SPAR).
Hacia esas mesas desfilaban los intendentes bonaerenses, con carpetas bajo el brazo y acompañados por sus secretarios de obras públicas, de vivienda y otras reparticiones municipales. Por momentos, todas las mesas redondas estaban ocupadas por jefes comunales y funcionarios provinciales. La carpa blanca del SUM parecía albergar un casamiento. O una cita a ciegas múltiple.
Los intendentes presentaban sus proyectos y los funcionarios provinciales revisaban los detalles. Por ejemplo, que el valor de una cuadra de asfalto no fuera muy distinto en los distritos de una misma región. O se encargaban de poner en contacto a dos intendentes vecinos si estaban proyectando desagües en una misma región, para asociar esos proyectos y bajar costos. También controlaron que hubiera obras de más largo alcance: no sólo remozar plazas o pintar fachadas. Una vez conseguido el aval de la provincia, los intendentes pueden llamar a licitación para realizar las obras.
Por encima de cada mesa se montaron pantallas planas que iban registrando el avance de los proyectos presentados y aprobados, así como la cantidad de recursos ya comprometidos del FIM. Como las pantallas que registran la colocación de bonos. O, más modesto, como las salas de un bingo barrial.
Al cerrarse la última reunión, la pantalla acusaba estos datos: 135 municipios atendidos, 948 proyectos presentados y activos comprometidos por $8.219.248.340,49, que representan el 96,71% del FIM. Lo que da un valor medio de 8,6 millones de pesos por proyecto. Los 280 millones que no se acordaron corresponden a obras y cálculos que la provincia pidió redeterminar a los intendentes.
Quince intendentes por día
Para organizar las 135 reuniones en nueve días, la provincia desplegó 5 equipos en 4 turnos por día, que junto a los intendentes analizaron también el avance de las obras del FIM 2016, el fondo que comenzó a ejecutarse el año pasado y sigue vigente en muchos casos. Cada día, se cerraron acuerdo con 15 jefes comunales.
«Nos reunimos con los 135 municipios, hemos recibido más de 900 proyectos que pueden comenzar el próximo mes, con lo cual marca una posibilidad enorme de darle soluciones a la gente. El cierre real de esto va a ser cuando podamos ver las obras realizadas», sostuvo Luis Giménez, subsecretario de Desarrollo de Infraestructura Local.
«En sólo nueve días de trabajo de todos los equipos provinciales pudimos colocar el 96% del FIM para este año, con 948 proyectos para toda la provincia y los 135 municipios, más allá del color político de su intendente. Eso, de por sí, tiene un valor histórico, y habla de la generosidad de la gobernadora», destacó por su parte Alex Campbell, subsecretario de Asuntos Municipales de la provincia.