A la sombra de la ruptura la CGT anunció que el 25 de septiembre se reunirán en el Salón felipe Vallese de la sede de Azopardo para analizar la posibilidad de lanzar un paro nacional. «Se convocará al Comité Confederado para decidir un plan de lucha que incluya un paro general», definió Juan Carlos Schmid único orador en el acto principal en Plaza de Mayo.
En un discurso de unos 15 minutos, el jefe de Dragado líder sindical recalcó: «No venimos a levantar la bandera de ninguna candidatura no estamos detrás de ninguna conspiración, venimos con una demanda central trabajo digno y salario justo», lanzó el sindicalista ante la multitud. Recalcó que el principal motivo de la marcha es poner en vista la agenda social y reclamó control de precios sobre alimentos y medicamentos. Entre otras demandas, enumeró: la no intervenciones en sindicatos, rechazo a cualquier reforma laboral o jubilatoria, defensa del modelo sindical y decretar la emergencia social alimentaria.
Schmid se solidarizó con el pueblo catalán por los atentados del jueves y rechazó cualquier intervención militar en la región por intención de EEUU sobre Venezuela. Además reclamó «la aparición con vida» de Santiago Maldonado.
La marcha fue convocada por CGT, pero estuvieron las dos CTA, agrupaciones sociales y piqueteras y los partidos de izquierda. Los organizadores estimaron, muy entusiasmados, unos 250.000 concurrenes. Antes del inicio del acto, se produjeron graves incidentes frente al escenario entre dos grupos de Camioneros que dejó dos heridos leves. Según pudo registrar este cronista, gremialistas de la rama de Aguas y Gaseosas se tomaron a golpes de puño con una delegación de Sichoca de Tierra del Fuego en medio de la Plaza de Mayo. En medio del revoleo de botellas y piedras, al menos dos hombres sufrieron profundas heridas en la cabeza.
Los que dieron el presente en el escenario fueron Pablo Moyano (camioneros), Omar Plaini(canillitas), Abel Frutos (panaderos), Julio Piumato (judiciales), Víctor Santa María (encargados de edificios), Juan Pablo Brey (aeronavegantes), Sergio Romero (docentes), Carlos Acuña(estacioneros), José Luis Lingieri (obras sanitarias), Carlos Frigerio (cerveceros), Rodolfo Daer(alimentación), Amadeo Genta (municipales porteños), Sandra Maionara (médicos), Hugo Benítez(textiles), Edgardo Muñoz (dragado y balizamiento), Miguel Ángel Rodríguez (panaderos) y otros integrantes del Consejo Directivo de la CGT.
Otros dirigentes sociales que se sumaron fueron Daniel Menéndez (Barrios de Pie), Juan Carlos Alderete (CCC), Gustavo Vera (legislador porteño-La Alameda) y Esteban «Gringo» Castro (CTEP), entre otros.
No estaban en el palco Héctor Daer (Sanidad), Gerardo Martínez (Uocra), Ricardo Pignanelli (mecánicos), Guillermo Pereyra (petroleros), Armando Cavalieri (Comercio), Ramón Ayala (peones rurales) y los metalúrgicos Antonio Caló y Francisco «Barba» Gutiérrez.
Aunque Caló no subió al escenario, la UOM movilizó facciones de La Matanza, Avellaneda y Morón, entre otras. Por su parte, Cavalieri aclaró que lideró una numerosa columna en las puertas de la Federación, sobre la avenida Julio Roca, y advirtió que «esta marcha es un llamado de alerta del movimiento obrero; una alerta sobre la necesidad de exigir un futuro con estabilidad política pero sin que se desatienda el costado social y las demandas de los trabajadores». Aunque no estuvo en el palco, el mandamás de Faecys ponderó la «unidad en la acción con vistas a conseguir el bienestar de todos los trabajadores».
La concentración comenzó desde temprano generando un gran caos de tránsito. Antes de llegar a la Plaza, los trabajadores despedidos de Pepsico cortaron el cruce de Corrientes y Callao, y luego se dirigieron al Obelisco, donde miles de pasajeros tuvieron dificultades para viajar en Metrobús y taxis. Los subtes funcionan normalmente, aunque los metrodelegados habían anunciado estarán presentes en la marcha. Ayer cerraron con Sbase un acuerdo paritario con 29% de aumento salarial.
En la previa del acto, la Plaza de Mayo fue escenario de cruces entre facciones de camioneros por «ganar un lugar» privilegiado cerca del escenario cegetista. En ese contexto, ámbito.com fue testigo del enfrentamiento entre ambos bandos que dejó dos heridos leves.
Las primeras columnas en llegar fueron las de Camioneros. Los «muchachos» de Hugo y Pablo Moyano son los garantes de la organización y seguridad del evento. «No queremos repetir los incidentes de la marcha del 7 de marzo, cuando atacaron a algunos compañeros», dijo a este medio uno de los encargados de la movilización. Dicen que Sichoca aportó hasta 10.000 hombres de verde para el show. «Reclamamos ante la falta de trabajo, los despidos, el cierre de pequeñas y medianas empresas. Queremos un aumento de emergencia a los jubilados y la eliminación del impuesto a la ganancia que prometieron y no llegó», justificó Pablo Moyano.
La supuesta crisis de conducción que atraviesa la CGT también se vio reflejada en la necesidad de algunos gremialistas de convocar a un paro nacional antes de las elecciones generales del 23 de octubre. Como ocurrió el 7M, hoy algunos exigirán a la CGT que «ponga una fecha», algo que finalmente no ocurrió. «Queremos que el Gobierno escuche nuestros reclamos y armar una mesa de diálogo. La inflación nos dijeron que iba a rondar los 17 o 18 puntos y ya la superaron. No descartamos el paro, esperaremos la palabra del compañero Juan Carlos Schmid hoy a las 16 horas», deslizó Moyano al dejar un manto de dudas.
Para el bancario Sergio Palazzo el llamado a una huelga es inevitable. «El eje central de la marcha es un pedido de cambio en la política económica de Gobierno. Los motivos son la caída del consumo, la pérdida de puestos de trabajo, los tarifazos, el avance sobre los convenios colectivos y la reforma laboral. Son motivos suficientes para esta movilización y si no se revierte, se profundizarán las protestas, no descantando un paro nacional», alertó en diálogo con el programa «Mañana Sylvestre», que se emite por Radio 10.
En ese marco, el líder de La Bancaria y máximo referente de la Corriente Federal de los Trabajadores (CFT) minimizó las cantadas ausencias de algunos secretarios generales menos combativos y más alienados con el Gobierno. «Aunque los dirigentes digan que no marchan los trabajadores lo harán», destacó Palazzo. «Las resoluciones que hace la CGT son para cumplirlas, sino hagamos un club de amigos y hagamos otra cosa», agregó en referencia al mandato que se le dio a la central para realizar esta convocatoria. El mendocino es candidato a dirigir la nueva CGT con un solo secretario general.