El predio al aire libre de 15 hectáreas estaba habilitado para 155.000 personas, pero la capacidad se excedió en más de un 50% sobre lo permitido. Así, el drama parecía inevitable. El recital de Carlos «Indio» Solari terminó anteanoche en graves desmanes que dejaron dos muertos y por lo menos 25 heridos. Dos de ellos aún estaban internados con cuadros clínicos graves en terapia intensiva del hospital municipal.
Como en la tragedia de República Cromagnon y Costa Salguero, se presume que fallaron los controles en el ingreso y se desbordó el predio La Colmena: se calcula que más de 300.000 personas accedieron con o sin entradas y presionaron para llegar hasta el sector más próximo al escenario, donde se produjeron los incidentes más graves, advertidos a viva voz por el músico. «Son siete tipos que están rompiendo las pelotas. Alguien tiene que ir a sacar a estos boludos», reclamó, antes de pedir que intervenga personal de Defensa Civil y luego parar el show durante 20 minutos, al ver a jóvenes en el piso y otros que los pisaban o pasaban por encima. Anoche, en su cuenta de Facebook el cantante acusó a los medios de distorsionar la información.
Sólo una de las dos víctimas pudo ser identificada: se llamaba Javier León, era de Los Polvorines y según el informe forense preliminar murió por trombosis cardiopulmonar. Otro joven, cuya su identidad aún se desconoce, murió por un paro cardiorrespiratorio traumático. El parte aclara que en ninguno de los casos habría indicios de aplastamiento. En terapia intensiva continúan Antonella Falcón y Daniel Robles, de Tierra del Fuego, ambos con asistencia mecánica respiratoria. Tienen politraumatismos en cráneo. Algunos espectadores les saltaron sobre la cabeza cuando estaban tirados en el piso. Además hubo un herido de arma blanca.
En medio de una fuerte conmoción, el presidente Mauricio Macri afirmó en una entrevista televisiva: «Esto es lo que pasa cuando uno pasa por arriba de estas normas».
Además de investigar las causas de ambas muertes, se intentará determinar si la organización comercializó más entradas de las permitidas. Tenía más de 100.000 reservados y pagados por Internet y anteanoche continuó la venta directa de otros tantos hasta casi las 21, media hora antes del horario anunciado para el comienzo del show. La investigación también suma testimonios sobre la falta de controles, tanto de la empresa organizadora como del municipio.
Galli dijo ayer, en una conferencia de prensa, que los organizadores del show son responsables de lo ocurrido dentro del predio que alquilaron. Antes de levantarse frente a las preguntas incómodas, deslindó cargos contra la comuna. «No somos responsables legales», señaló, aunque autorizaron el lugar.
La convocatoria al recital desbordó también a la ciudad. Hace una semana que no había alojamiento, los campings estuvieron atestados y hasta las plazas, las veredas y los baldíos de la periferia se convirtieron en espacios para acampar.
Los vecinos, algunos de los cuales hicieron su buen negocio convirtiendo garajes y patios en puestos de comida, ayer se quejaban por el estado en el que quedaron las calles y las posibles demandas económicas de familiares de víctimas contra el municipio.
Desde la madrugada, al iniciar el regreso, todo fue aún más caótico en Olavarría. Colapsaron las calles y rutas, por lo que durante horas casi no se pudo entrar ni salir de la ciudad. Los autos quedaron paralizados en el tramo interno de la ruta 226. Los fanáticos de todo el país que perdieron alguno de los más de 1000 colectivos privados que habían contratado coincidieron en la terminal y provocaron destrozos allí y en locales aledaños: saquearon comercios y quemaron una boletería. Después de los enfrentamientos con la policía, lograron que el municipio les acercara, primero, viandas con agua y comida, y, luego, ómnibus gratuitos. También camiones, en los que los alejaron del casco urbano como si fueran ganado.
El recital era muy esperado no sólo por la posible despedida de Solari de las presentaciones, sino porque era casi una revancha después de que en 1997 el intendente, Helios Eseverri, les prohibió actuar por antecedentes violentos de los fans de lo que entonces eran Patricio Rey y sus Redonditos de Ricota.