Carolina Píparo, víctima de una balacera que le hizo perder su embarazo de nueve meses, y Guillermo Montenegro, ex juez federal y ministro de Seguridad de la Ciudad de Buenos Aires, son los primeros nombres puestos para ocupar un espacio en la lista de la Provincia.

“Gordo, quiero que vengas”. Con apenas una llamada por teléfono y apelando a la confianza que generaron durante los ocho años en los que fueron compañeros de gabinete en la Ciudad, María Eugenia Vidal tentó a Guillermo Montenegro con una candidatura en la provincia de Buenos Aires. Antes de levantar el celular, la gobernadora se encargó de consultar al Presidente.

No está confirmado qué lugar ocupará. Se sabe que irá como diputado nacional y que no trepará a los lugares de mayor protagonismo. “Vidal lo quiere hablando de inseguridad y enfocado en cómo mejorarle la seguridad a los bonaerenses”, sostienen en el equipo de campaña. Montenegro podría cumplir un doble rol. “Es una voz que nos puede resultar atractiva para transmitir que vamos a seguir depurando la Policía y desnudando la complicidad judicial”, aseguran. Montenegro fue uno de los creadores de la Policía Metropolitana.

La inseguridad está al tope de las preocupaciones de los bonaerenses. Vidal recibe cientos de reclamos cada vez que pisa el Conurbano. “El tema está muy por encima de la economía, que es otra gran inquietud”, confían quienes trabajan en las encuestas. Un consultor muy respetado en la Casa Rosada asegura que, después de tantos años de reclamar por la baja del delito, los bonaerenses “están resignados a que nada va a cambiar”. Esa sensación que transmiten los vecinos es compartida por la mandataria.

Los estrategas de Cambiemos ven una oportunidad. Sostienen que “si logramos cambiar esa percepción de desesperanza, aunque sea en forma módica, el rédito será enorme”. Quienes trabajan en el discurso proselitista ya buscan distintos enfoques para transmitir ideas y propuestas. Resaltarán la depuración de la Policía Bonaerense y del Servicio Penitenciario y asegurarán que mantendrán esa línea de inflexibilidad.

 “Siempre estuvimos del lado de las víctimas”, dicen los vidalistas. Ese mensaje buscará tener su correlato en las urnas. Carolina Píparo, la mujer que perdió su embarazo de 9 meses luego de ser baleada por los llamados “motochorros” en una salidera bancaria, en 2010, también estará en la boleta de Cambiemos. Vidal viene tejiendo esa negociación en persona y ya le arrancó un sí para que se presente como diputada provincial por la octava sección electoral.

Las candidaturas de Montenegro y Píparo se suman a las de otros dirigentes que poco se parecen entre sí y que refuerzan la estrategia de minimizar al candidato que aparezca a tope de la nómina. “Quiero un pool de candidatos”, dice la gobernadora en la intimidad.

En ese pool estarán el neurocientífico Facundo Manes, el dirigente social Héctor “Toty” Flores (un hombre de La Matanza, que ya pasó por el Parlamento y que tiene el apoyo de Elisa Carrió) y la ex ministra de Salud de Cristina, Graciela Ocaña. Perfiles variopintos pensados para lo que, según planifican en los laboratorios macristas, diferenciarse de lo que sería la lista de Cristina Kirchner. En algún momento alguien de peso en Cambiemos se entusiasmó con sumar a la lista al actor Martín Seefeld, gran amigo del Presidente, pero en las últimas horas su nombre perdió fuerza. La que sí estará, también por pedido de Carrió, es Marcela Campagnoli, la hermana del fiscal José María Campagnoli, uno de los favoritos del macrismo.

Por sugerencia de Jaime Durán Barba, que enfocará su trabajo en la Provincia y se correrá de la Ciudad para no chocar con Carrió, Macri y Vidal esperarán todo lo que puedan para definir quién es, finalmente, el nombre principal de la boleta.

La situación de Esteban Bullrich, el ministro de Educación, cambió en las últimas horas. “Sus acciones suben porque empezó a hacer los deberes, dijo uno de los ministros más importantes a este diario (ver aparte). Si juega, por supuesto, será para encabezar. Distinto es el caso de Gladys González.

Si Bullrich compite, ella se acoplaría como número dos; caso contrario, las luces se depositarían sobre ella. Es un cuadro muy destacado por Vidal. A la gobernadora le gusta por varias razones. Una de ellas, tal vez la más superficial: ambas nacieron en 1973, vivieron en el Conurbano y en los últimos tiempos han adoptado un look parecido.

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