Por Martín Cigna

Envalentonado por los resultados de las elecciones intermedias desarrolladas el pasado 22 de octubre, el Gobierno de Mauricio Macri ya no necesitará especular con las variantes de “prueba y error” que le permitió retroceder en cada medida que no era bien recepcionada por la opinión pública. El oficialismo está decidido a llevar a adelante el plan de reformas económicas, fiscales, laborales y jurídicas, que vuelvan a depositar a la Argentina en la lista de países confiables para los negocios financieros y amigables al sistema neoliberal.

¡Ya está! Aquellos que poseen el verdadero poder, ese que no necesitan someterse a elecciones populares para conseguirlo o refrendarlo, saben que es el momento de acomodar todas aquellas cuestiones que por años debieron esperar. Para eso los medios son usados como el mecanismo que permite reducir al Movimiento Peronista a una eterna banda de ladrones dedicados a “chorear y dilapidar la riqueza” que sus empresas y campos producen, con el cuento de la soberanía política y el chamullo de la justicia social.

Mientras la derecha avanza decidida, con objetivos claros y casi sin titubear, entre los compañeros nos enroscamos en discusiones y peleas que poco interesan, nada resuelven y no logran saciar las expectativas de la sociedad que ha mutado con el tiempo, que exige más y no es interpelada por la dirigencia política nacional.

Nos han diseñado y hemos entrado a un laberinto de aparentes posiciones irreconciliables. Por un lado, aquellos compañeros que no pueden superar las broncas personales por destratos y maltratos. Por el otro, aquellos compañeros que no logran salir de la melancolía y lloran un pasado al que es imposible volver.

En el medio del griterío, el vacío generado garantiza a los enemigos de los intereses del pueblo, la libertad de moldear ese país para unos pocos y que desde 1945 soñamos con desarmar.

“Cuando la patria está en peligro, todo está permitido excepto no defenderla” clamaba el General emancipador, José de San Martín, símbolo de libertad. Nace el tiempo de enfrentar en democracia -y con las armas de la democracia- a un gobierno que disfraza en discursos de progreso la eliminación de derechos que apenas equilibran la balanza en situaciones de evidente desigualdad.

Es hora de reconciliarnos, de formar nuevos cuadros, de renovar a nuestros dirigentes, de ser firmes en nuestras convicciones, de discutir y aggiornar nuestras ideas y de sentirnos continuadores de la obra de Juan Domingo Perón y Eva Perón. Es tiempo de movilizarse, de militar, de darle vida al partido y convocar al conjunto de los peronistas para volver a confluir y ser fuerza política que forje el proyecto de nación que incluya en esta Argentina… ¡a todos los argentinos!

(*) Martín Cigna es presidente de Radio Cooperativa AM 770

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